Abadía de Saint Michel

La Abadía de Saint Michel fue construida en el Monte Saint-Michel que fue edificado sobre un islote rocoso que se alza en la costa de Normandía al noroeste de Francia. Fue construida en el siglo VIII con estilo románico, para volver a la tradición romana de los regentes de Francia que eran normandos.
La Abadía intenta emular el antiguo estilo romano, con una construcción de piedra, con arcos redondos con techos y altisimas columnas.

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Fue construida como una declaracion de que los normandos iban a quedarse en Francia, y por esto se convirtieron del paganismo al cristianismo.

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Poco después se construyó la cripta de la Abadía para levantar el transepto, edificado a mediados del siglo XI. En cuanto a la nave, su construcción se completó en 1085. De la abadía románica no queda más que la nave central y el transepto, restaurados durante el siglo XIX. Sobre el segundo, adornado con arquerías, se alza una bóveda de cañón, un elemento bastante raro en la arquitectura románica normanda. Por el contrario, la nave es el fiel reflejo de las preocupaciones de los arquitectos normandos de la segunda mitad del siglo XI: las naves laterales presentan bóvedas de aristas mientras que la bóveda central sigue teniendo estructura de madera.
En la parte media del muro, entre los grandes arcos y las ventanas altas, se abre una galería formada por arcos de medio punto dispuestos de dos en dos. Los pilares presentan columnas adosadas orientadas hacia la nave central.
En el siglo XIII se reconstruyeron varios edificios tras el incendio que tuvo lugar durante al asedio de 1204. El claustro, concluido en 1228, muestra influencias externas a la región de Manche, como las columnillas de mármol de las canteras de Purbeck (Inglaterra) dispuestas al tresbolillo. El refectorio, de muros muy gruesos, con ventanas que se abren entre los vanos de una arquería y el techo cubierto por un artesonado, es de la misma época que el claustro.
Poco después se construyó la sala de los Caballeros y la sala de los Huéspedes, que conservan los muros románicos, a los que se dotó de bóvedas ojivales que apoyan sobre dos filas de columnas de piedra a contralecho. El 10 de noviembre de 1421 se hundió el coro de la abadía, pero su reconstrucción no se inició hasta 1448, finalizando a principios del siglo XVI. Para erigir el nuevo coro —de estilo gótico flamígero—, el arquitecto diseñó una gran cripta a modo de basamento y retomó la disposición con deambulatorio y capillas radiales de la iglesia superior. En 1979 fue declarada, por la UNESCO, Patrimonio cultural de la Humanidad.