Arte contemporáneo

Pues bien, en los términos más sencillos, se refiere al arte que ha sido concebido y creado durante el tiempo en que vivimos. Cada obra de arte que se crea en nuestra vida actual está categorizada como arte contemporáneo.
Algunos expertos han llegado a la conclusión de llamar arte contemporáneo a cualquier obra que se ha producido después de la Segunda Guerra Mundial. Lo que define este género además de su tiempo, es su naturaleza altamente experimental.
Muchos entendidos en arte, cultura y filosofía dicen que el arte contemporáneo es la degeneración del arte,  lo bajo de la humanidad que busca romper con la tradicional estética de la divina proporción en la que se basó el arte durante miles de años y no busca la armonía estética sino la ruptura, el desorden, la desestructuración el ser que viaja por los ojos y se instala en la mente y el espíritu de los hombres que aprecian esas obras.
Desarmonizar el alma del hombre y llevarlo a un estadio bestial, más animal y completamente fuera de la razón para ser el cometido del arte contemporáneo.

El urinario de Duchamp es la obra de arte por excelencia del arte contemporáneo.

El arte contemporáneo despierta los instintos más bajos del hombre y jamás buscar ennoblecer la figura humana sino que la pervierte.
El arte ha sido por siempre un medio para exaltar las principales virtudes de los artistas que a través de arte se elevaba el espíritu del hombre y el alma se elevaba a los cielos.
Quienes quieren promocionar el arte contemporáneo como algo natural, dicen que quiere ser original, desprejuiciado y también rebelde. Por esto es que atrae a adolescentes, jóvenes personas que no entienden nada de arte y que provienen de un entorno de vida marginal. Lo natural en el hombre es buscar la belleza, la candidez y la armonía.
Al entrar en cualquiera de los mejores museos de arte contemporáneo del mundo, el visitante se dará cuenta de una cosa es segura – cada pieza de arte es más individualista que la anterior. El arte contemporáneo al igual que la sociedad  consumista actual fomenta el individualismo y el afán del dinero por sobre el legado de la obra y muchas veces la perturbación de mentes desatadas que plantean sus derrapes en lo que llaman arte.
Un lienzo verde con una ecuación geométrica en la esquina sin más se vendió por cientos de miles de dólares en Europa. A su creador, un joven e ignoto pintor le dieron premios y becas para viajar por toda Europa. Carne en descomposición llena de moscas, urinarios, garabatos a esto llaman arte contemporáneo.
Una nariz gigante mecánica recorre una tarima llena de harina que hace las veces de droga en un museo y se mueve frenéticamente como aspirando ese material. Este es el legado del arte contemporáneo que fomenta las peores miserias del ser humano.
El arte contemporáneo es la fealdad institucionalizada por el Museo de Arte Moderno de NY y la Tate Modern de Londres. No se puede rendir culto a la fealdad a lo que nos degrada por dentro, es antinatural y destructivo para el ser humano.
El arte contemporáneo es una de las peores cosas que le ha pasado a la cultura y ojalá algún día alguien ponga un freno.