Castillo de Ponferrada

El Castillo de Ponferrada tiene una planta de 8000 metros cuadrados con dobles y triples defensas formando barbacanas, torres, estancias y un gran patio bajo o albacar. El castillo es una obra militar muy compleja, perteneciente a varias épocas. Se encuentra situado en una colina que domina el río Sil al borde de una meseta, en el municipio de Ponferrada, provincia de León.
En la Edad Media, el Castillo de Ponferrada fue una de las mayores fortalezas del noroeste de España. En 1211 Alfonso IX hace las paces con la Orden del Temple y le dona la villa de Ponferrada. En el año 1226 los templarios ya habían fortificado la villa.
Los Templarios, estuvieron en Ponferrada hasta 1312.

Está realizado con diversos materiales como tapial, muro de cal y canto, mampostería, sillería, etc.

Se considera uno de los castillos más representativos de la vida del Temple y uno de los modelos de la arquitectura militar de más hermosa silueta. Consta de un gran recinto poligonal con dobles y triples defensas formando barbacanas, torres, estancias y un gran patio bajo o albacara.

La fortaleza tiene doble línea de murallas con diversas torres como Cabrera, Malvecino y Malpica. A éstas, se accede cruzando un foso por un puente levadizo. El espacio que lo separa de la última línea defensiva fue rellenado con escombros, creando un pasillo que sirve de mirador. También se encuentra protegida por almenas.

El palacio o casa grande tiene carácter de residencia. Sus muros son menos gruesos y dispone de más puertas y ventanas que el resto de las construcciones del Castillo Constaba de varias dependencias como la sala rica, un mirador con azulejos, la sala de armas, una capilla, una bodega, las caballerizas, el salón, las celdas y los patios. Se encuentra bastante conservada.

La torre del homenaje se levanta altiva en la parte izquierda del patio de armas y tiene varias entradas. Cuenta con un puente levadizo. Tiene planta cuadrada y alcanza una altura de 24 metros. Conserva una preciosa inscripción en latín: Si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el que la guarda.

Se accede por el sur por una rampa que cruza el foso. La hermosa puerta principal está flanqueada por dos torreones unidos por un arco doble de medio punto y rematados con finas almenas. De ahí, se pasa al patio de armas donde, en su día, estuvieron las habitaciones de estos soldados-monjes.

Es interesante caminar por su interior, donde podemos ver un pozo que se usaba como aljibe para recoger el agua de la lluvia.

 

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