Hospital de Tavera

El Hospital de Tavera, también conocido como Hospital de San Juan Bautista, es un enorme edificio clásico-renacentista.
Después de atravesar el amplio vestíbulo de bóvedas casi planas, pasaremos al patio. Es un gran patio cuadrado, de dos cuerpos de edificio, separados, en su mitad, por una galería central.
Son elegantísimas las columnas, dóricas las de abajo y jónicas las de arriba, que sostienen graciosamente unos arcos rebajados, parecidos al asa de los cestos, que fueron adoptados un tiempo por el estilo Renacimiento.

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Al fondo del patio, bajo la galería central se halla la iglesia.
Al entrar en la iglesia se recibe una impresión de grandiosidad que no se olvida fácilmente. La gran cúpula octgonal se eleva por encima del crucero.
En su parte más alta, una gran linterna reparte equitativamente la luz. De esta linterna pende el capelo de un Cardenal: del Cardenal Tavera, fundador de este establecimiento de beneficiencia al que dedicó sus rentas para que fuera, a la vez, hogar de caridad, templo de la fe y sepultura para sí y su familia.

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Tavera encargó el proyecto  al arquitecto Bustamante poniéndose la primera piedra (1541) unos años antes de l aúltima restauración de la Puerta Nueva de Bisagra.
Tiene mérito extraordinario el gran sepulcro del Cardenal. Es porque fue trabajado por un artista extraordinario también. Por el famosos Berruguete, de quien hemos hablado en la Puerta de Nuev a Bisagra y hemos de seguir hablando para cantar su gloria, al admirar sus maravillas en la portada del convento de San Clemente y en la Catedral. Entre tanto, la luz desciende, vertical, desde la cúpula, sobre el sepulcro, como si quisiera rendir a la vez un tributo de justicia a la memoria del gran filántropo y al mérito del glorioso artista.

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En este mismo edificio, en un magno Museo se pueden apreciar trabajos de El Greco que llenó de maravillas pictóricas muchas iglesias y conventos toledanos.
En el Hospital de Tavera podemos apreciar: Retrato del Cardenal Tavera, El Bautismo de Cristo, La Sagrada Familia, todos de El Greco.
Como en aquella época, en pleno siglo XVI muchos pintores eran a la vez buenos escultores y arquitectos, puede muy bien ser cierto que, como se dice, el mismo Grecio proyectara y empezara el retablo del Altar Mayor de esta iglesia, así como una estatuilla de Cristo Resucitado.
Es digna de visitarse también la gran cripta que cae debajo de la sepultura del Cardenal, y una botica muy curiosa del siglo XVIII.

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