La escultura de Teotihuacán

Basta contemplar las esculturas de Teotihuacán para verificar el alto grado de cultura que había alcanzado Teotihuacán, independientemente del hecho de no haber sido utilizadas aún las herrameintas de metal.
En Teotihuacán no se puede desligar la escultura, la pintura y a veces la escritura de la construcción arquitectónica que las engloba. Ocurre lo mismo con algunas otras manifestaciones artísticas como son la cerámica, los textiles, la cestería y los códices.
Entre las esculturas que formaban parte integral de las estructuras arquitectónicas, se encuentran las cabezas zoomorfas que sobresalen de los tableros en el Templo de Quetzalcóatl, las jambas talladas en el Templo de los Caracoles y las pilastras en el Quetzalcóatl, así como las almenas de barro o de piedra que decoraban el frente de los edificios. Sin embargo, también se encuentra otro tipo de escultura ligadas al contexto arquitectónico, pero que fueron talladas como piezas independientes pensadas para ser vistas por todos los ángulos posibles o para ser transportadas a diversos sitios. Chalchiuhtlicue, la diosa de las aguas, vestida con la falda de jade, es una escultura que se encontró en 1905, semienterrada al pie de la Pirámide de la Luna; actualmente forma parte de la colección de Museo Nacional de Antropología.

Cráneo descarnado. Escultura de piedra.

Una deidad posiblemente femenina fue localizada recientemente en 1981 en las exploraciones del Complejo Calle de los Muertos y otra extraordinaria pieza esculpida es la representación de un cráneo descarnado colocado al centro de un fragmentado círculo de más de 1.20 m de diámetro a la manera de diadema o resplandor.
Quizás la más sorprendente muestra del ingenio escultórico teotihuacano se encuentra en la Estela-Marcador descubierta en La Ventilla. Dicha escultura está compuesta de cuatro elementos geométricos que fueron tallados independientemente para ser ensamblados uno sobre el otro, por medio de una espiga de la misma piedra, con tal precisión que no se nota la unión. Estas dos últimas piezas se encuentran en el Museo Nacional de Antropología.

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