Planificación urbana precolombina

Tenochtitlán, Cuzco, Machu Picchu y Chan Chan todas estas ciudades americanas al igual que muchas otras de la antigüedad en diferentes partes del mundo, nacieron y crecienron por generación espontánea. En una que otra de ellas puede haber cierto orden, pero no hay sistema ni método en el diseño como puede ocurrir por caso en una ciudad artificial como La Plata.
Lo que pasma al visitante de la fortaleza indígena de Quilmes en Calchaquí es precisamente esto último: la estricta obediencia de un diseño urbanístico preconcebido.
La grandiosidad del conjunto y la ubicación estratégicamente insuperable es de por sí asombrosa. Más lo realmente extraordinario es el rigor con que los constructores siguieron la planificación urbana puesta en práctica aquí.

Ruinas de Quilmes
Ruinas de Quilmes

De frente a la gran olla natural dominada por el cerro Alto del Rey y que ocupa la parte central del pueblo, se observan las numerosas gradas como si se tratara de una gigantesca tribuna semicircular de un estadio deportivo. Un anfiteatro en una palabra.
De ambos lados del núcleo principal se proyectan hacia el valle promontorios naturales, dotados por los arquitectos precolombinos (de otra manera no se los puede lllamar) de torreones de defensa.
Los recientos de la planta urbana son de dorma irregular desde rectangulares hasta circulares. Como ocurre en casi todos los conglomerados, los muros son multipropósito porque sirven casi siempre de medianeras. Pero no es seguramente por esta causa que estos muros alcancen un ancho a veces tan excepcional. Construidos de dos hileras de piedra laja apilada con relleno de tierra, el espesor de estos muros que es una de las características sobresalientes de Quilmes y por otra parte similar a otras fortalezas de la región, varía entre 70 cm. y casi dos metros.
Descritas por primera vez a principios de siglo por Ambrosetti y Brunch, las ruinas de Quilmes permanecieron poco menos que intactas a través de las centurias gracias al hecho de quedar como a una legua del camino principal que una Santa María con Cafayate, en medio de la espesura. Recién en 1977 se encaró su limpieza y parcial reconstrucción bajo las órdenes de Norberto Pellissero en la faz arqueológica y Horacio A. Difrieri en el aspecto histórico. Oficialmente las ruinas se habilitaron para ser visitadas al público el 9 de julio de 1978.
La simetría del graderío visto de frente, el anfiteatro que protege lateralmente el núcleo urbano, sea del viento o del enemigo, y las grandiosas obras sobreelevadas de defensa todo esto es realmente notable.
Quilmes ofrece algo más que no alcanza a verse en una visita fugaz. Hacia el sud, entre la ladera de la montaña y el río, la edificación continúa  yocupa un área cinco veces mayor que la parte del anfiteatro, que es lo que habitualmente se recorre. Y allí donde termina este sector suburbano se encuentra un gran embalse donde mediante un canal derivador se cumulaba el agua que luego se utilizaría para el regadío de los cuadros de cultivo. La salida del agua es un orificio circular de 15 cm. diámetro que podía no solo cerrarse por completo sino que ocluirse según las necesidades.
El muro de contención es una construcción sólida con dos contrafuertes internos centrales hecho de piedra laja sólidamente asentada . Esta represa asombrosamente bien conservada, es juntamente con los diques escalonados de Mutquín (Catamarca) en el pedemonte occidental del Ambato la obra hidráulica más formidable construida en Argentina por los indígenas que habiendo sido hechas por quienes las hicieron son muy anteriores a los tajamares levantados por los jesuitas de Alta Gracia, Jesús María, Candelaria y Totoral en el siglo 17 o entrado el siglo 18.
Quilmes con su clima continental de días cálidos y noche sfrías, se halla a 1850 m. En su época de esplendor debió albergar unos 35000 habitantes. Cuando el Gran Alzamiento contaba con 400 lanzas de guerra entre las once tribus que componían la parcialidad de los quilmes.
Pero aunque tal vez no muy numerosos, los quilmes eran los naturales más indómitos de todo el valle. En 1665 el gobernador del Tucumán dedició como último recurso despenosa marcha fueron llevados a la reducción de la Exaltación de la Cruz cuantro leguas al sur de Buenos Aires que se suprimió como tal en agosto de 1812 tras la muerte del último descendiente de aquellos bárbaros.
Un recorrido más interesante, será continuar hasta Cafayate y concurrir al Museo Arqueológico Calchaquí cuyo creador y director, Rodolfo Bravo, considerado el más destacado etnógrafo de la región valliserrana suele ofrecer a los visitantes una serie de audiovisuales sobre la vida y costumbres de los aborígenes.