Arquitectura visigoda

Después de los pocos y por lo tanto aún más preciosos monumentos del arte primitivo cristiano que se conservan en la península ibérica, la evolución artística se va manifestando como reflejo de los acontecimientos guerreros y políticos en los monumentos visigodos no muy abundantes puesto que en muchos casos los invasores aprovecharon edificios romanos. Nada queda de los palacios visigodos cuya suntuosidad dejaba pasmado a San Isidoro; permanecen en pie en cambio unas ochenta iglesias ( de variada importancia) construidas casi todas ellas a lo largo del siglo VII. Perduran en el arte visigótico las formas romanas de la decadencia mezcladas con influencias bizantinas, geométricos dibujos de carácter popular y otros que fueron tomados del arte bárbaro: todo ello bien o mal asimilado y fundiéndose con una ingenuidad inconfundible. Los enlaces y otros motivos del arte hispano-visigótico se manifiestan parcamente en el peculiar estilo que perduró en el arte mozárabe de los siglos IX y X.
Se caracteriza la arquitectura visigoda hispana por sus muros de aparejo tosco y sin ladrillo, adornados con pilares y columnas de capitel corintio ( de composición más o menos alterada cuando son son del tipo bizantino) y sobre todo por sus arcos de herradura elemento este último que en el siglo II y ase manifestó en estelas halladas en León y Palencia.
Las bóvedas visigodas suelen ser de cañón seguido con sección de medio punto, por arista semicupulares; pero también cubrieron vanos con techos artesonados y con armaduras aparentes. En la composición de sus conjuntos unas veces perdura la iglesia basilical de una o de trs naves, con uno o tres ábsides de planta semicircular pero más comúnmente rectangular y otras veces se presenta el tipo bizantinizante de planta cuadrada con cruz griega interior.
San Juan de los Baños, en Baños de Cerrato (Palencia) es un ejemplar de Basílica visigoda de tres naves separadas por columnas de capitel corintio con ábaco doble y arcos de herradura; con un ábside cuadrado y dos capillas laterales hoy destruidas; en su entrada hay un nártex de sencilla fachada con puerta en medio en arco de herradura apoyado en pequeñas impostas; su decoración simplícima es toda de carácter geométrico: una losa calada en el tragaluz del fondo del ábside figura entre los escasos motivos ornamentales.

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San Juan de los Baños

La basílica visigoda de Segóbriga es de tres naves (muy destruidas) con un estrecho crucero al que se abre un ábside en forma de herradura ovoidea, como la de los grandes arcos que le dan ingreso.

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Corresponde a la misma civilización pero de manifiesto estilo bizantino, la iglesia de Santa Comba de Bande (Orense). Tiene planta de cruz griega con todos sus tramos abovedados, el central  con bóveda por arista; con ábside rectangular y un arco triunfal de herradura sostenido por cuatro columnas de mármol, con capiteles corintios.

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Santa Comba de Bande

San Pedro de Nave (Zamora) corresponde a época más avanzada que los pequeños templos que acabamos de citar y es mezcla, en su estructura del tipo basilical con el tipo bizantino. En Cataluña, es obra de la primera mitad del siglo VI Santa María de Tarrasa basílica de tres naves con un ábside rectangular externamente y en herradura al interior y con crucero cuyos brazos debieron ser sacristías; en época posterior debió enlazarse mediante un paso porticado con el baptisterio de San Miguel posiblemente construido en la primera mitad del silo VI opinión que no comparte Gómez Moreno quien lo cree del IX de planta concentrada con cruz griega interior cuyos brazos están cubiertos por bóveda de arista y su centro por cúpula que descuella sobre las demás bóvedas y piramidal en conjunto.
La escultura hispana estaba en decadencia durante la época visigoda pero con todo han sido descubiertos algunos notables sarcófagos tales como los dos que se hallan expuestos en el Museo Arqueológico de Madrid (uno de ellos tal vez del siglo V y el otro del siglo VI) y el de Briviesca del siglo VI o VII. La ornamentación visigoda es en general de motivos geométricos y florales y tiene poco relieve mezcla al follaje los emblemas cristianos de la paloma, la Alfa y la Omega y la cruz griega. El descubrimiento de las coronas de Guarrazar (provincia de Toledo) en 1858 muestra cuán rica debió ser la orfebrería visigoda.

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