Arte nazarí

El arte nazarí es aquel que desarrollaron los árabes durante la dinastía nazarí que gobernó el Califato de Granada durante los siglos XIII, XIV y XV. También es conocido como la última fase del arte hispano musulmán.
El arte nazarí tiene su apogeo durante el último período del arte hispanomusulmán y tendrá fuerte influencia en la arquitectura islámica desde Marruecos hasta la India.
Es una arquitectura pictórica donde predomina lo ligero y lo abierto sobre lo sólido y lo cerrado. El ejemplo más distintivo de arte nazarí es La Alhambra y Generalife.
El Reino Nazarí de Granada fue fundado por Mohamed-Ben-Nazar quien en el año 1238 trasladó su Corte de Jaén a Granada. La dinastía nazarí tuvo 20 sultanes que gobernaron Granada.
En su aspecto decorativo, el arte nazarí representa una vuelta a la tradición del ornato denso, plano y menudo. Supo conjugar armónicamente la arquitectura con el paisaje, a través de jardines y sobretodo con la utilización del agua mediante fuentes, acequias y canales. Los modelos ornamentales y decorativos nazaríes se rigen por principios constructivos basados en la geometría.

Oratorio de La Alhambra.

Posee un fuerte componente áulico, pues está realizado por encargo del sultán, que ostenta el poder religioso y político, y su función es exaltar el poder de su dinastía.
La ciudad de La Alhambra es el principal exponente del arte nazarí, donde se combina un exterior sobrio con unos espacios interiores de aspecto deslumbrante. Sus exquisitos detalles ornamentales constatan la capacidad que tuvieron los nazaríes para llevar al arte y arquitectura hispanomusulmanes a sus cotas de máximo desarrollo, creando un estilo sumamente refinado que perfeccionó muchos de los recursos característicos de la tradición islámica.

Columnas de galgo, conocidas así las columnas de los salones y edificios del arte nazarí, utilizadas por primera vez en este monumento.

Para la decoración de La Alhambra se recurrió principalmente al yeso, la cerámica y la madera. Una de sus principales características es la decoración de tipo geométrico, vegetal y epigráfico, un rasgo que en gran parte se explica por la resistencia de los musulmanes a representar a seres animados, pese a que el Corán no condena de forma explícita esa práctica.
Las composiciones geométricas de la decoración nazarí se basan en el concepto de teselación, es decir, el recubrimiento del plano mediante figuras de modo que no queden espacios intermedios entre ellas ni existan superposiciones. Los artistas nazaríes recurrieron a esa fórmula en muchos de sus diseños, pero también plantearon otras soluciones más imaginativas, sometiendo a los polígonos regulares a todo tipo de transformaciones para obtener nuevas figuras con las que se podían componer mosaicos, frisos y rosáceas o ruedas de patrones tan sofisticados como armónicos.

Columna y yeserias del Patio De Los Arrayanes

Características de la arquitectura nazarí

La arquitectura nazarí es pobre en sus materiales, pero rica en su ornamentación. Su máximo exponente lo encontramos en la Alhambra, conjunto monumental que se distribuye en tres núcleos: la alcazaba militar, los palacios reales y una ciudad palatina, con calles estrechas que contaba con baños públicos, mezquitas y cementerios.

Este relieve árabe está realizado en mármol reconstituido (polvo de marmol de diferentes grosores aglutinados con una resina especial). Un acabado con pátinas de envejecimiento, realizado con tierras naturales, les da una calidad extraordinaria y valiosa.

Los elementos comunes a todas las construcciones nazaríes son:

La sobriedad de sus exteriores y la profusa decoración de sus interiores.
El empleo de materiales pobres como el ladrillo y la mampostería
Empleo de bóvedas con mocárabes para lograr un gran efecto decorativo
Utilización de arcos peraltados de silueta acampanada y mixtilíneos cuya única función es decorativa
Uso de columnas con fuste delgado con capiteles de dos cuerpos, uno cilíndrico y otro con forma cúbica con profusa decoración

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