Catedral de Chartres

La Catedral de Chartres comenzó a levantarse en el año 1145 pero sufrió un devastador incendio en el 1194, por lo que tuvo que ser reconstruida para finalizarse en un periodo de tiempo muy breve (26 años según la mayoría de los historiadores). Ello hace que la Catedral de Chartres, debido a que probablemente se construyó bajo la dirección de un único maestro de obras, presente una gran armonía y uniformidad, cualidades que, unidas a su madurez y perfección de formas la sitúan en la cúspide del arte gótico.

Catedral de Chartres

La Catedral de Chartres presenta una planta basilical que sigue un esquema típicamente gótico pero excepcional en cuanto a sus proporciones, las cuales difieren bastante de otras catedrales. El cuerpo central está conformado únicamente por tres naves divididas en seis tramos, la central (mucho más alta y ancha) está cubierta por bóvedas de crucería y las laterales por bóvedas de arista. El transepto cuenta a su vez con tres naves y siete tramos, y por último el presbiterio se caracteriza por su gran anchura y desarrollo, contando con cinco naves separadas en tres tramos. En la cabecera encontramos una doble girola cubierta por bóvedas de crucería curvadas y cinco capillas semicirculares. Posee tres puertas de acceso, sobre las cuales destacan multitud de esculturas en relieve perfectamente conservadas. La fachada principal se encuentra flanqueada por dos torres de gran altura, de 105 y 113 metros, y destaca por sus amplios ventanales y su gran rosetón central.
La estructura de la Catedral de Chartres posee una gran rigurosidad y pureza, cada elemento se ajusta perfectamente a su función, adquiriendo el sistema una gran eficacia y perfección. Los esfuerzos de la nave central, que posee una gran altura, son transmitidos únicamente a través de ligeros arbotantes rematados por contrafuertes. La dificultad de la construcción de esta catedral radica en sus colosales dimensiones, que ponen de manifiesto la trascendencia de la arquitectura religiosa en la época. La planta cuenta con 130 metros de largo, de 32 a 46 m de ancho y 10.875 m2 de superficie construida, siendo la altura libre interior de 37 metros en la nave central y 14 en las laterales.
Por último, lo más singular de esta catedral son sus vidrieras, elemento distintivo del arte gótico pero que en esta obra adquiere un valor inigualable, tanto por su cantidad como por su calidad. A través de las largas y altas ventanas y rosetones situados a ambos lados de la nave central penetra en el espacio interior una luz filtrada suave y cálida, creando un ambiente de alto valor espiritual y artístico.

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