La construcción de un fuerte romano

En la antigua Roma, los fuerte se construían con pieda, mientras que los capamentos se solían emplear bloques de turba y madera, aunque los métodos de construcción eran muy similares para ambos.
Lo primero que había que hacer era buscar un lugar adecuado, que tuviera agua cerca para poder beber; en el caso de los fuertes, de ser posible, cerca de un río que sirviera de desagüe, y si además ese río era navegable, mejor todavía; además, tenía que ser campo abierto para evitar los ataques por sorpresa. Lo cierto es que los romanos eran unos auténticos expertos a la hora de elegir los emplazamientos ideales para sus fuertes.
El interior del fuerte se distribuía según un esquema fijo. Cada uno tenía sus propios graneros y talleres, y si además era una base de suministros, entonces tenía además talleres grandes en los que se fabricaban clavos, tejas y cacharros de cerámica con el nombre de la legión grabado en ellos.

Los bloques de turba sacados del foso y que miden 30x45x15 cm se tallan
con herramientas especiales y se utilizan para hacer una muralla. Más
adelante estos bloques se reemplazarán por otros de piedra.

Mucho después se reemplazan los bloques de turba por los de piedra

Se ponían estacas contra la pared formando una valla

Torre de piedra con empalizadas de madera ya terminada

Luego se construían los barracones, que albergaban a los soldados con sus equipos.
La sala exterior donde se almacenaba el equipo y las armas, tenía que ser grande, pies allí se guardaba todo lo que pudieran necesitar los hombres durante el servicio activo, incluida la tienda, piedras de molino para moler grano, y la armadura y las armas de cada hombre, además de sus herramientas. Entre éstas se encontraba, para cada legionario, una sierra, un hacha, una hoz (para cortar los cereales) una cuerda, una pala y una cesta. Las posesiones privadas de cada uno se guardaban en la sala interior, junto al colchón de paja sobre el que se dormía.
En el centro del fuerte se situaba el cuartel general , donde trabajaban el comandante de la legión y sus oficiales, y también unos cuantos escribanos que les ayudaban. También se guardaban allí todos los documentos referentes a la paga de los soldados y otros asuntos. Además en la construcción se albergaba el cuartel se encontraba el templo del campamento con los estandartes de la legión.

Bibliografía: El ejército romano. John Wilkes. Alkal Ediciones. Madrid 2000.

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