Palacio real de Turín

El Palacio real de Turín fue la más importante residencia de la Familia Saboya y considerada una de las más ricas y bellas de toda el Piamonte.

El Palacio real de Turín fue diseñado a finales del siglo XVI por el arquitecto ducal Ascanio Vittozzi y conjuga el barroco moderado con el estilo neoclásico. El trabajo continuó durante el reinado del primer dama Real Maria Cristina de Francia, bajo la dirección de Carlo di Castellamonte y Carlos Morello, autor del blanqueamiento de la fachada y de la construcción del Pabellón de la exposición de la Sábana Santa que delimitaba el área de la “Piazzetta Reale” y que fue reemplazado en el transcurso del siglo XIX, junto a la puerta del Palagi todavía existe.

La fachada del Palacio real de Turín es sobria, de apariencia austera, en línea con la arquitectura barroca de toda la plaza. Tiene una longitud de 107 metros y 30 m de altura media. Destacan la geometría y el equilibrio de los dos pabellones laterales, diseñados por los Castellamonte, que ven comprometida su simetría por la elevación majestuosa, a la izquierda, de la Capilla del Santo Sudario.


Sus habitaciones están decoradas con ricos tapices y una colección de jarrones chinos y japoneses. A lo largo de dos siglos trabajaron aquí artistas de gran maestría.


Definido generalmente como piano nobile, está dominado por un estilo áulico, con la finalidad de subrayar la importancia de la dinastía. Destaca el salón chino (Salotto Cinese) obra de Beaumont, ya activo en aquel periodo en la Gran Galería, que de él toma su nombre, en la Armería Real y en la imponente Galería de Daniel, del siglo XVIII.
Debe destacarse también el apartamento de invierno del rey y la Sala del Trono.


Se accede a la segunda planta gracias a una de las obras maestras del arquitecto Filippo Juvara, la llamada Scala delle Forbici («escalinata de las tijeras», de 1720). En ella el maestro mesinés ofrece una de sus más geniales realizaciones y, al mismo tiempo, más fascinantes: una imponente escalera en mármol, que parece volar hacia lo alto, ligera y sinuosa. La escalera descarga todo su peso sobre las paredes laterales, las del muro exterior del palacio, de forma que no pese en exceso sobre el pavimento, realizado en madera, un material que difícilmente habría soportado el peso del mármol. Juvara mantiene, en este caso, las grandes ventanas que se proyectan sobre el patio trasero del palacio, de manera que se dote el ambiente, por sí poco espacioso, de una fuente de iluminación externa eficaz.
Posee notorio interés la gran Sala de Baile, con grandes tapices representando la Historia de Don Quijote, y está ligada con la igualmente fascinante Pequeña Galería de Beaumont (Picola Galleria del Beaumont), que tenía la función de paso hacia el ala de Víctor Manuel I.
Obras de Palagio Pelagi son las tres antecámaras (Tre Anticamere): Sala del Cuerpo de Guardia, Sala de los Staffieri y Sala de los Pajes, y las alas destinadas, a servir de salas privadas a la princesa María José: techos y pavimentos conservan rastros de los diseños del arquitecto preferido de Carlos Alberto de Saboya.

La Armería Real se encuentra en una de las alas del palacio, en el lado norte de la plaza del Castillo. Alberga una amplia colección de armas, incluyendo ejemplos de los siglos XVII y XVIII. Fue inaugurada en 1837 por Carlos Alberto. El proyecto nació en 1833, después de la inauguración de la Real Pinacoteca (actual Galería Sabauda) ideada por el mismo Carlos Alberto. La Galería de Beaumont quedó privada de las telas que la adornaban y progresivamente se fue convirtiendo en lugar en el que coleccionaban las armas los Saboya.
Entre las piezas más interesantes, destaca la armadura de torneo de Manuel Filiberto de Saboya, la armadura de Otón Enrique de Baviera y la armadura ecuestre de Carlos Manuel I, además de una pistola de Carlos V. Notable es la colección de banderas de los ejércitos saboyano e italiano (cerca de 250) y la sección de las armas y armaduras orientales.

Historia del Palacio Real de Turín

En 1667 Guarino Guarini inició la construcción de la Capilla de la Sábana Santa en conexión con el oeste de la manga del Palacio. En su parte exterior cuenta con La Capilla del Santo Sudario, la cual cuenta con una cúpula espiral. La Plaza del Castillo, diseñada por Vittozzi; y en la cual se encuentra la Iglesia de San Lorenzo. Filippo Juvarra Messina estuvo a cargo de la ornamentación.
Tras el paso por la monumental escalera de honor, celebración de la dinastía de los Saboya, se llega a la primera planta principal donde se encuentran las salas de recepción , salas de que alguna vez tuvieron una capacidad oficial y que hoy en día nos permiten descubrir el elegante intervención Palagiano: el Pasillo de mármol de honor al Salón del Trono.
Vittozzi Ascanio, Maurizio Valperga y Carlo Morello, Guarino Guarini, Filippo Juvarra, Alfieri, Giovanni Battista y Carlo Piacenza Randoni, Ernest Melano, Pelagio Pelagi, Domenico Ferri y finalmente Emilio Stramucci trabajaron cada uno en su propio tiempo. La idea de la soberanía y el poder absoluto de los reyes de Saboya, sentían constantemente la necesidad de establecer y comunicar su propia versión de su majestad a través de la arquitectura palaciega.
Otras características del Palacio son las cocinas reales en el sótano, el apartamento de Madame Felicity y apartamento del Rey en Planta Baja, La Capilla Real, la Real Tribune y la Sacristía y la Sábana Santa en el primer piso, los apartamentos de los príncipes de Piamonte en el segundo piso.