El plomo o Pb, según la simbología química, presenta la propiedad de formar una película protectora de carbonato básico que impide que sea corroído cuando es expuesto al aire. En este sentido, suele considerarse que tiene una excelente resistencia a la corrosión.
Por otro lado, este metal forma un revestimiento protector del óxido que lo hace tolerante a la acción de determinados ácidos. No presenta alteraciones frente al ácido sulfúrico y clorhídrico, sin embargo se disuelve en ácido nítrico.
Debido a su punto de fusión bajo, el plomo tiene la ventaja de ser altamente maleable y dúctil, permitiendo ser moldeado, conformado, laminado y soldado.
A su vez, por tener una elevada densidad y propiedades nucleares protege de la radiación ocasionada por reactores y equipos de rayos X, entre otros materiales radiactivos. También, el plomo es absorbente del sonido y las vibraciones.
El plomo posee también la peculiaridad de cuidar a los cultivos de los daños que generan determinados organismos, así los arsenatos de plomo se usan como insecticidas.
Algunos de sus compuestos combinados con otros elementos tienen la capacidad de generar reacciones que dan lugar a los pigmentos blanco de plomo, amarillo Nápoles y rojo de plomo.
Por otra parte, el plomo es un mal conductor del calor o de la electricidad, posee escasa resistencia mecánica y poca capacidad frente a la fatiga. Todos estos atributos lo hacen poco apropiado para procesos que exijan esfuerzo mecánico.
Finalmente, los compuestos elaborados a base de plomo presentan la característica de tener altos niveles de toxicidad, motivo por el cual deben ser manipulados con extremo cuidado a fin de evitar que tengan consecuencias negativas en la salud.