Termas de Caracalla

Después de las de Diocleciano, las termas de Caracalla son los más grandes de la antigua Roma.
En la actualidad se trata de uno de los complejos de spa mejor conservados.
Fue Septimio Severo quien ordenó su construcción, pero se inauguraron en 216 d. C. bajo el hijo de Marco Aurelio Bassiano llamado Caracalla. Este último ha sido uno de los emperadores más corruptos, crueles y disolutos del imperio. Los baños termales permanecieron en funcionamiento hasta el siglo VI cuando los godos invadieron Roma y los baños también se vieron alcanzados por la devastación. Mármoles, estucos, estatuas adornaron el complejo, que estaba equipado con varias salas: el frigidarium, la primera sala después de la entrada, ocupada por la piscina; el tepidarium, es decir, la sala central conectada a los patios de los gimnasios; El calidarium, una sala circular de 35 metros de diámetro. En los costados del Calidarium y alrededor de los gimnasios hay otras salas que se utilizaron para gimnasia y servicios.
En el siglo v dc el escritor Polémico Silvio los llamó una de las siete maravillas de Roma.

Las excavaciones

En la segunda mitad del siglo XVI, las excavaciones fueron llevadas a cabo por los farneses y se encontraron muchas estatuas, entre ellas el famoso grupo de mármol Toro Farnese conservado desde 1826 en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Otra estatua encontrada en las excavaciones es la Hércules que fue reconocida en la que se conserva en el Palacio Real de Caserta. Solo con las excavaciones de los pisos de mosaico del siglo XIX se sacaron a la luz los atletas que hoy se conservan en los Museos Vaticanos. El último hallazgo se remonta a 1997 y se refiere a una estatua de Artemisa, sin cabeza, vestida con un chitón corto, la estatua se muestra al público en la sala octagonal de los Baños de Diocleciano.

Las Termas de Caracalla también son famosas por el particular “Mitreo” (lugar de culto asociado con el Mitraísmo, religión que adoraba el dios persa Mitra), el más grande entre los llegados a Roma, desarrollandose en los ambientes subterráneos de las termas después de su cierre. Aún hoy se encuentran los bancos de piedra donde se acomodaban y la fosa para los sacrificios. A partir del siglo VI las ruinas de la instalación fueron utilizadas como cantera de materiales de primera calidad (mármol y metal) y para estructuras completas (dinteles, columnas, etc) reutilizadas en la construcción de calidad, la Catedral de Pisa y la Basílica de Santa Maria en Trastevere tienen de hecho estructuras arquitectónicas tomadas del área termal.

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