Vivir en la ciudad

Vivir en la ciudad requiere una serie de conocimientos de norma, hábitos y costumbres para el hombre moderno. Vivir en la ciudad no es para cualquier persona.
Las ciudades son centros de habitabilidad muy desarrollado en la actualidad, y en muchos casos sobrepoblados. El desafío de vivir en la ciudad es lograr una elevada calidad de vida y que los factores citadinos contribuyan a ello. En las ciudades con mayor calidad de vida como Madrid, Barcelona o Berlin existe una planificación urbana que data de mucho tiempo, servicios y espacios diseñados para evitar las aglomeraciones. A su vez la normativa debe priorizar la elevación en la calidad de vida. En Madrid excepto unas pequeñas zonas alejadas del centro de la ciudad, está prohibido construir más de cuatro pisos de altura. Así mismo los ayuntamientos obligan a los propietarios a la mantención de las fachadas con riesgo de expropiar el inmueble si no se cumplen los plazos de restauración. La mayoría de los edificios por su antigüedad aún conservan escaleras (igual que en Paris y otras ciudades europeas) por lo cual el ejercicio físico es cotidiano y por esto y muchos otros factores relacionados con la cultura y la historia, muchos habitantes agradecen vivir en estos antiguos bloques de cemento.

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La Gran Vía en la ciudad de Madrid.

En la ciudad de París están prohibidos los supermercados en el centro de la ciudad, por lo cual se encuentran en las afueras para que el tránsito que origina la distribución, la carga y descarga de mercaderías no afecte el ritmo de la ciudad. A su vez se cuida al milímetro la contaminación visual. Los colores chillones y llamativos de la cartelería urbana están prohibidos. El alcalde de París obligó a la empresa Mac Donalds a oscurecer el logo amarillo de su local ubicado en los Campos Elíseos por considerarlo demasiado llamativo. Vivir en la ciudad implica tener que convivir con numerosas personas con intereses variados. En los países con larga historia se trata de cuidar la calidad de vida de las personas y la historia de los edificios.
La planificación de estacionamientos, permisos de cosntrucción, control de la luminaria, el control de los locales de venta al público, especialmente los gastronómicos, es vital para quienes trabajan día a día en el desarrollo de las ciudades.
En las ciudades está bien regulado el tránsito, la convivencia entre vecinos, la calidad de la comida y productos que se venden al público, la tenencia de mascotas, el arbolado público entre muchos otros aspectos.
Vivir en las ciudades se ha convertido en un placer de gustos, sentidos y accesibilidad a numerosas actividades que viviendo en la campo o en la periferia sería más difícil.
La demanda por habitar espacios urbanos va creciendo en todo el mundo. Por ello el precio de las viviendas no para de subir; tanto para rentar como para comprar. Los precios de las viviendas en las ciudades son bastante más elevados que los precios de las viviendas en las afueras de la ciudad o en el campo. El Londres por ejemplo, las personas que rentan un apartamento para vivir en las afueras de la cudad muchas veces se dan cuenta que contando el elevado precio del tren mes a mes, es mucho más caro vivir en las afueras y trabajar en Londres que vivir en Londres y trabajar allí mismo. Pero la realidad es que viviendo en las afueras pueden optar por ganar un pequeño jardín o un poco más de metros cuadrados y viajar hacia su trabajo todos los dáis ya que las viviendas en Londres son bastante pequeñas.
Otra tendencia que va ganando paso en Madrid, Buenos Aires son las viviendas recién construidas de pocos metros. En el centro de Madrid hace unos años, en la zona de Atocha, se restauró un edificio que era un antiguo cabaret de la ciudad y se construyeron pequeños apartamentos o estudios de entre 14m2 y 30m2 de superficie. Esta noticia trajo su polémica pero además de que no es el único edificio con estas características los constructores aseguraron que los estudios de 14m2 o 20 m2 son los más demandados por jóvenes estudiantes que necesitan estar en el centro de la ciudad y gastar una cantidad de dinero razonable.

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