Creados por el botánico francés Patrick Blanc en la década del 80, se conoce como jardines verticales al recubrimiento vegetal de paredes de casas y edificios. Aunque pueden diseñarse con todo tipo de vegetación, se recomienda especialmente el uso de plantas autóctonas adaptadas al clima del lugar y que requieran poco sustrato, más comúnmente llamadas “aéreas”.
En los jardines verticales las plantas están sostenidas por mallas metálicas o de madera que se superponen a la pared de apoyo que desea revestirse, con la distancia necesaria para que ésta última no se humedezca. Generalmente, se trata de jardines hidropónicos que emplean soluciones minerales disueltas en agua para el crecimiento del cultivo. En el medio se colocan sustratos fibrosos para la adhesión de las plantas y debajo un estanque para que drene el agua sobrante del regado.
Esta clase de diseño paisajístico permite la aislación térmica y acústica de las edificaciones, contribuyendo así a la reducción del dióxido de carbono y a la absorción del agua de las lluvias, reduciendo los niveles de contaminación e inundaciones en las urbes. Además, las “paredes verdes” significan un importante aprovechamiento del espacio, posibilitando el surgimiento de vegetación en lugares reducidos o donde abunda el cemento.
A su vez, existen jardines verticales más sencillos que pueden ser construidos artesanalmente en las casas con elementos adquiridos en viveros o utilizando artículos reciclados como estantes en desuso para la estructura.