Existen dos conceptos en cuanto a la relación entre la arquitectura y la filosofía. Hay quienes aseguran que las creencias culturales, las creencias sobre cómo debería ser el mundo (la construcción tiene una influencia significativa en el diseño basado en los objetivos del cliente y del arquitecto) y las preferencias y habilidades estéticas innatas del arquitecto son, en esencia, filosofías.
Si pensamos en la filosofía como el estudio de la naturaleza fundamental del conocimiento, la realidad y la existencia humana, puedes ver que está relacionado con casi todo, incluida la arquitectura. La arquitectura es el proceso y el resultado de planificar, diseñar y construir complejos habitacionales, deportivos, etc. Una gran parte del diseño de un edificio es (o debería ser) descubrir qué es un buen edificio. Cuando preguntamos qué debería ser un buen edificio, se convierte en una cuestión filosófica porque si el edificio es un recipiente para las actividades humanas y un símbolo de nuestra civilización, entonces necesitamos preguntarnos cómo deberíamos vivir nuestras vidas y cómo debería funcionar nuestra sociedad como un civilización. Y esta es una pregunta que ha sido formulada y respondida por filósofos (y religiones) durante tanto tiempo como nuestra historia registrada.

Complejo residencial Pruitt-Igoe en los Estados Unidos Fue demolido.
Por otra parte otro enfoque de la relación entre la arquitectura y la filosofía asegura que la arquitectura a lo largo de los años fue el sostén de los pensamientos filosóficos del momento.
En el siglo XX es donde apreciamos mayor conjugación de la arquitectura on la filosofía. El movimiento modernista tenía un correlato en la filosofía humanista, que reforzaba la idea del ateísmo y del hombre sin Dios.
Un gran ejemplo es el libro de Adolfo Loos, Ornamento y Delito que es un libro que criminaliza trodo tipo de ornamentación y que hasta hoyu en día es muy utilizado en las universidades de arquitectura. Los arquitectos modernistas tenían similitudes con los filósofos de la Escuela de Frankfurt y otros filósofos que criticaban todo lo tradicional.
La filosofía humanista y atea empujó y presionó para que en el siglo XX se considerara tendencia la fealdad, los edificios cárceles como la nueva moda de la arquitectura y fueran abarazados por todos los arquitectos.
El complejo residencial Pruitt-Igoe fue demolido por orden judicial provocada por la denuncia de vecinos de la comunidad. El sitio tuvo un gran aumento en la violencia y la degradación durante los 20 años que estuvo en pie.