La energía lleva desde el origen de la humanidad como base de nuestra civilización. Al principio dicha energía estaba basada en la relación que se mantenía entre el hombre y la naturaleza, utilizando el fuego para prender maderas y así obtener un medio de iluminación como las antorchas. Pero esta relación quedó atrás con la evolución cultural y económica, dando paso a empresas industriales, las cuales utilizaban la energía proveniente de combustibles fósiles, como el petróleo, el carbón o el gas natural. A día de hoy, nuestra civilización utiliza una gran variedad de fuentes de energía, provenientes de recursos renovables y no renovables, entre las que encontramos la energía solar, eólica, biomasa, etc. Estas últimas un poco retrotrayéndose el hombre a sus antepasados.
Se estima que durante los primeros dos millones de años de vida del ser humano, este convivía en pequeños grupos nómadas, pero por necesidades, tanto de comida como de protección frente al medio ambiente, estos grupos empezaron a establecerse de forma sedentaria. Estos grupos empezaron a desarrollar la caza y la recolección, además de empezar a crear pequeñas construcciones dependiendo de las condiciones climáticas y los materiales disponibles. Las primeras construcciones no eran más que una prueba, una forma de comprobar su eficiencia frente al medio, pero resultaba bastante complicado adaptarse a los cambios. Estas construcciones, las primeras viviendas, variaban en función de la geografía local, las estaciones del año o las condiciones atmosféricas de la zona. Cada civilización ha tenido que adaptarse a una serie de condiciones adversas muy diferentes, pero todas se centran en la seguridad frente a las adversidades que la naturaleza les ocasionaba.
Con el tiempo, esta arquitectura pasó a fijarse también en el aspecto estético del mismo, no solo en el funcional. La madera era el material más utilizado, no solo en construcciones, sino que también se utilizaba para cocinar, el abuso en el consumo de dicho material produjo una escasez de frutos y la erosión del suelo, lo que forzó a muchos pueblos a dejar atrás sus edificios y civilizaciones, según han demostrado algunos estudios arqueológicos. Pero el hombre ha seguido abusando del consumo de madera durante la industrialización, lo que ha generado la destrucción de bosques y por consiguiente ha afectado el clima en muchas regiones. Su regeneración es muy costosa, por ese motivo empieza el consumo de combustibles fósiles, siendo el carbón y el petróleo los más utilizados como fuente de energía.
Ecología y arquitectura
Las energías renovables se clasifican según su fuente de extracción...
Mucha gente considera la arquitectura ecológica como un concepto completamente...