El puente de Trajano fue construido en el año 105 por el arquitecto Cayo Iulio Lacer en la ciudad de Alcántara, España. El objetivo de esta magnífica construcción, fue facilitar la comunicación entre Norba (la actual Cáceres) y Conimbriga (hoy localidad portuguesa de Condeixa-a-Velha).
Después del asesinato del emperador Domitian en el 96, se terminó una dinastía y los emperadores romanos empezaron a ser elegidos por el Senado. Los sucesivos emperadores no italianos incluyendo Trajano se aseguraron de que las provincias disfruten nuevos proyectos de construcción.
Aún en uso este magnífico puente de piedra (conocido en la actualidad como el puente de Alcántara) se encauza con confianza a través de lo profundo del valle del río Tajo en seis amplios arcos. Los dos arcos centrales se erigen sobre pilotes reforzados desde el lecho del río se expanden en 28 metros aproximadamente y sostienen una carretera de 48 metros sobre el río.
La altura total del puente es de 57 metros, sin contar el arco superior. La calzada tiene una anchura de unos 8 metros y en la actualidad el puente sigue abierto al tráfico.
El centro del puente está marcado por una serie de arco del triunfo austero en donde se inscribe el nombre del arquitecto.
En uno de los extremos del puente se sitúa un templete romano en cuyo dintel tiene inscrita una leyenda en latín: Pontem perpetui mansurum in saecula que significa: El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo. Este trabajo de construcción ha sido una de la sobras de ingeniería más importantes de la Hispania romana.
La última reconstrucción importante se llevó a cabo a mediados del siglo XIX, durante el reinado de Isabel II.