Representantes del impresionismo

Las pinturas del impresionismo forman parte del período más atractivo de la historia del arte, y el más apreciado para el público. Una gran serie de exhibiciones, una abundante literatura, miles de ventas aún dan evidencia del trabajo de los representantes del impresionismo. En su tiempo las obras impresionistas parecían ser extremadamente modernas.

Los pricipales representantes del impresionismo fueron: Pissarro que conoció a Monet en la Academia Suiza en 1859 luego en 1861 Guillaumin y Cézanne con quien trabajó más adelante en Pontoise.
Monet, Renoir, Sisley, Bazille se encontraron en la Escuela de Bellas Artes en 1862 mientras estudiaban con Gleyre y constituyeron en núcleo del movimiento impresionista. Bazille murió en la guerra fraco-prusiana en 1870.

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Camille Pissarro. Avenue de l’Opera (1898)

Degas conoció a Manet en 1862 (Portrait of Manet – 1864) antes de conocer a Monet y Renoir en 1866 en el café Guerbois. Una seguidora, Mary Cassatt (1845-1926).
Desde 1868 Manet tuvo como pupilos a Berthe Morisot (1841 – 1895) quien se convirtió en su cuñada al casarse con su hermano Eugen. Y también fue pupila Eva Gonzales (1849 – 1883).
Caillebotte conoció a Degas, Monet y Renoir en 1873 y les ayudó a organizar la 1er. Exhibición del grupo Impresionista en 1874. Manet y Corot se excusaron de formar parte de esta exhibición.
Gauguin en sus comienzos como pintor conoció a Pissarro en 1875 y se convirió en su discípulo y desde 1879 formó parte de las exposiciones impresionistas.
Van Gogh llegó a París en Marzo de 1886, donde fue descubierto y se integró al impresionismo.
Las obras de grandes pintores conocidos como impresionistas son realmente diversos y muy diferentes entre ellos. Si efectivamente existe un estilo “impresionista” – de los cuales Pissarro, Monet y Sisley son los representantes más típicos -, cada pintor ha seguido su propia investigación, su avance individual.
Este movimiento puede ser visto más como la de un “grupo de pintores”, con personalidades artísticas distintas, tienen en común su rechazo de la pintura oficial y compartir sus investigaciones sobre una nueva manera de representar el mundo real. Ellos se pegan en su lucha contra la exclusión de los que serán las víctimas, en nombre de las instituciones – Academia de Bellas Artes y del Salón del Jurado y de la mayoría de los críticos de arte.
Esta falta de reconocimiento les llevará a organizar, en un período de 12 años, desde 1874 hasta 1886, sus propias exposiciones (8 en su conjunto), hecho que constituye la originalidad del movimiento.