Arquitectura de Baviera

Tras las privaciones de la guerra de los Treinta Años (1618-1648) Baviera experimentó el florecimiento de un nuevo estilo de arquitectura inspirado por maestros austríacos e italianos. El uso exagerado se columnas, molduras y curvas sinuosas permitió a los arquitectos barrocos romper superficies de los muros y crear edificios de vigor desconocido hasta entonces como se ve, por ejemplo en la iglesia del monasterio de Ettal de Enrico Zuccalli.

organo-musical-fresco-de-techo-benedictino-iglesia-de-ettalEl pequeño pueblo bávaro de Wessobrunn se convirtió en centro de artesanos experimentados en las técnicas del estuco y el fresco. Entre los que aprendieron aquí su oficio estuvieron Franz Xavier, Joseph Anton y Johann Michael Feuchtmayr que hicieron contribuciones a la arquitectura barroca. Wessobrunn también fue lugar natal de Domenikus y Johann Baptist Zimmermann cuya obra maestra es la Wieskirche, iglesia de pregrinación cerca de Steingaden.
Estos artesanos desplegaron un asombroso virtuosismo. En Prien am Chiemsee, Johann Baptist Zimmermann y su hijo Joseph decoraron la iglesia de María Himmerfahrt creando baldaquinos azules trompe l’oleil a partir de estuco y pintando la batalla de Lepanto (1571) en el techo principal que tuvo como resultado la destrucción de la flota turca en el Mediterráneo.
Balthasar Neumann el más exquisito arquitecto barroco bávaro estudió en Viena. Para la residencia Würzburg construyó una escalera magníficamente abovedada una de las creaciones barrocas más exquisitas de Europa decorada por el artista veneciano Giovanni Battista Tiepolo en lo que se afirma es el fresco mayor del mundo.
El estilo rococó que tuvo origen en Francia aportó mayor exuberancia a los edificios bávaros. Los complicados motivos asimétricos, florados, de conchas y rollos y de arabescos y festoneados, constribuyeron a una exhuberante decoración interior, así como también en muebles e incluso vajillas. Los plateros y orfebres produjeron verdaderos tesoros rococó. Los suaves colores pAstel aumentaron la luminosidad de las paredes, cuyas volutas rococó destacan en blanco y dorado.
Los dos estilos se extendieron al diseño de jardines y los compositores bávaros contemporáneos rivalizaron con arquitectos y jardineros paisajistas con una exuberante música barroca y rococó. Hoy se puede disfrutar de esa música por ejemplo en el Scholss Seehof, en Bamberg, ejecutada por el Bamberg Baroque Ensemble.

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