El Instituto Divino Rostro lo creó la Asociación de la Imagen del Divino Rostro que fundó Angiolina Astengo de Mitre quien fuera esposa del Ingeniero Emilio Mitre y Vedia hijo del presidente Bartolomé Mitre.
El Colegio Divino Rostro se encuentra ubicado en el varrio porteño de Caballito en la calle Leopoldo Marechal 1070, a pocos metros de Parque del Centenario.
La piedra fundamental se colocó el 26 de agosto de 1914. Y lo inauguró, el 15 de julio del año siguiente, Monseñor Antonio Espinosa.
El diario La Nación en un artículo de ese año decía:
En las calles Chubut y Campichuelo junto al parque Centenario, yérguese apenas terminado, un edificio cuya extraña arquitectura denuncia a primera vista la mano y el criterio utilitario de un ingeniero, hondamente preocupado por el difícil problema de aprovechar lo mejor posible un terreno de corte sui generis adaptándolo a las necesidades de una escuela modelo. En el centro de esa construcción de plan tan original se levanta una cúpula que abriga, si es que por si sola no constituye, una capilla hacia la cual convergen todos los corredores de la casa.
Se trata de un mural que decora la capilla del colegio Divino Rostro, ubicado en la esquina de Gallardo y Marechal. Es único porque está confeccionado íntegramente en grafito Su nombre es “La beneficencia a través de los siglos”. Su autor, Augusto César Ferrari. La ley 4025/2011 del GCBA lo declaró Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En esa capilla, por fin, hace unos cuantos meses que trabaja afanosamente un pintor de Turín, el profesor A.C. Ferrari, encargado por la sociedad del Divino Rostro (a quien pertenece el edificio) de decorar ese nuevo templo que en breve debe abrir sus puertas al público.
Pocos saben que Caballito es el sitio donde se guarda un tesoro artístico único en el mundo.
EL mural que decora una capilla y está trabajado íntegramente… en grafito.
El mural en cuestión, titulado “La beneficencia a través de los siglos”, se encuentra en la capilla del colegio Divino Rostro de Parque Centenario.
Su autor, el pintor italiano César Auguto Ferrari, lo finalizó en 1915. La historia del mural está íntimamente ligada a la del colegio.
El proyecto de las damas era crear una institución para niñas carenciadas, donde se les enseñara una profesión. Para ello tramitaron la donación del terreno que hoy ocupa el colegio y comenzaron la construcción del edificio.
El mismo albergaría las instalaciones de un taller de cerámica y otro de encuadernación, los oficios que pensaban enseñar.
Para recaudar fondos, no solo dispusieron de sus propias donaciones sino que llegaron, en 1909, a proyectar funciones cinematográficas.
Una vez logrado su propósito, convocaron a las Hermanas de los Pobres de Santa Catalina de Siena, congregación con sede en Italia, para que se hicieran cargo de la institución.
Así en 1912 llega la hermana Savina Petrilli, acompañada de otra religiosa y varios artesanos italianos ceramistas y encuadernadores.
Las hermanas aprendieron los oficios y, de ahí en más, fueron quienes enseñaran los oficios a las jovencitas.
En 1915, convocan a Gustavo Ferrari para que decorara la capilla del colegio. El pintor, decide que en vez de pintar escenas policromadas, haría los murales con grafito. Esto era para que la obra fuese acorde con la modestia de la institución.
Así, el mural que está expuesto en la capilla resulta ser único en cuanto a decoraciones eclesiásticas.
La obra ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, según la siguiente Ley 4025/2011.
Sanción: 24/11/2011
Promulgación: Decreto Nº 007/012 del 03/01/2012
Publicación: BOCBA N° 3832 del 13/01/2012
Buenos Aires, 24 de noviembre de 2011.-