Historia del Ascensor

El primer antecedente del ascensor de la historia, existió en el antiguo Egipto. Para la construcción de las pirámides, los esclavos usaban rampas tensadas por cuerdas, que servían de traslado de las piedras y herramientas para su construcción.

En el 300 a.C. existieron primitivos elevadores. Estos eran operados por hombres o animales -caballos- y se extendían por sierras y montes. Su función estaba limitada al traslado de materiales a través de los distintos accidentes geográficos de los trayectos.

Para esa época el arquitecto romano Marco Vitruvio considera que fue Arquímedes quien construyó el primer elevador, a base de sus dos inventos: la polea y el tornillo.

ascensorEl “Tornillo de Arquímedes” permitía la elevación del agua mediante un mecanismo integrado por un cilindro. Con este elemento, el matemático griego instaló elevadores en el Coliseo Romano (siglo I) para que los gladiadores y los animales salvajes accedieran a la arena del combate.

Gracias al descubrimiento de la máquina de vapor, en  1845 el diseñador William Thompson construye el primer ascensor hidráulico, que se desplazaba mediante la presión de agua corriente, propulsada mediante la acción de los cilindros internos. Esto posibilitaba su traslado.

Con la industrialización del siglo XIX nace el ascensor moderno, inspirado en el montacargas de Wateman (1851).

En 1852 Elisha Otis diseña los frenos automáticos. El sistema consistía en la instalación de barras de hierro en los rieles, lo que evitaba su brusca caída ante la posible rotura del cable transportador.

El ascensor con freno de seguridad de Otis fue presentado en la Exposición Universal de Nueva York, en 1854. Mediante una performance impactante, el diseñador norteamericano  ordenaba cortar el cable del ascensor para la activación del freno de emergencia.

El primer ascensor para pasajeros de Otis fue instalado en 1857, en la tienda comercial Haughwout, en Nueva York. Antes de su muerte patenta su invento definitivo.

Los ascensores Otis con motor hidráulico son producidos en serie a partir de 1874. Se instalan en rascacielos de ciudades norteamericanas, como Nueva York, Washington y Chicago.

El fenómeno del ascensor de pasajeros se extendió a Europa. En 1880, el industrial alemán Ernst Werner Siemens introduce el motor eléctrico en la parte superior de la cabina. Mediante un sistema de engranajes de piñones giratorios lograba una mayor velocidad, a la vez que garantizaba seguridad.

Los ascensores Siemens se instalan en lugares emblemáticos como la Torre Eiffel (1889), para flexibilizar el traslado ascendente de sus 300 metros de altura en diez minutos.

Otro invento de Siemens fueron la instalación de un sistema de memorias (1925), elemento que sustituyó la función de los ascensoristas. En 1956 se instala el ascensor automático en el Atlantic Refining Company, en Dallas (Estados Unidos).

El desarrollo industrial de posguerra se extendió al mercado. Células de control de peso, cables de acero, mayor automatización, control de procesadores computarizados y sistemas de ahorro de energía son algunos de los elementos que conviven en el proceso de construcción de elevadores.