De la calle de las Sierpes a la Parroquia de El Salvador solamente se tarda un minuto caminando. El Patio de los Naranjo de esta Iglesia parroquial, al que añoran los vestigios de la mezquita de Ibn Adabbas. El templo del Divino Salvador viene a decirnos la más grandilocuente palabra del rococó sevillano del XVIII. Tres naves, gran cúpula en el crucero, pilares con medias columnas corintias adosadas, de los que arrancan los arcos, masa arquitectónica monumental. Se hahablado de reminiscencias del ssitema constructivo de Siloé. El retablo mayor y la portada de acceso al Sagrario nos impresionan con el gigantísmo y la arrebatadora efusión que supo imprimirles Cayetano Acosta. Cúmulos de patinados oros, donde el barroco parece que va a atronarnos descargando su tempestad. Dos obras cumbres de la imageninería reciben culto en la parroquia: el “Cristo del Amor”, de Juan de Mesa, de abrumadora majestad, poderío casi olímpico y “Nuestro Padre Jesús de la Pasión”, el Nazareno que se reputa la obra maestra de Montañés. En el presbiterio, del mismo genial imaginero, el “San Cristobal”, de las primeras obras labradas por aquél en Sevilla.
Iglesia de El Salvador de Sevilla
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