Palacio de Carlos V

El Palacio de Carlos V se planeó a fin de construir la residencia oficial del emperador Carlos I Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico quien cambió su nombre a Carlos V, a partir de su boda con Isabel de Portugal, celebrada en 1526.

El emperador ordenó la construcción del palacio junto a La Alhambra, en un extremo del Patio de los Arrayanes. Para ello, se derriba un pabellón y se habilita el espacio necesario. El arquitecto encargado de la obra fue Pedro Machuca, ícono del renacimiento español y con vasta experiencia. La construcción del palacio comenzó en 1527 y financió en su totalidad en 1957. La construcción pasó por varias etapas, falta de fondos, sublevaciones que pararon las obras, etcétera. Los techos llegaron a hundirse por abandono.

    

Machuca trabaja en el proyecto entre 1.527 y 1.550, fecha de su muerte. Continúa el proyecto, que ya estaba avanzado, su hijo Luis Machuca hasta 1.568. Dicho año, se produce la Rebelión de los Moriscos, que paraliza las obras durante los años de la contienda. Finalmente, se reanudan entre 1.619 y 1.637, momento en el que vuelven a ser detenidas sin estar aún finalizada la cubierta. El Palacio de Carlos V iniciará un oscuro período de abandono en el que incluso llegan a caer algunos techos, hasta que en 1.923 comienza un último período de recuperación del monumento que finalizará en 1.958.
El patio del palacio cuenta con 32 columnas dóricas en su piso inferior y 32 jónicas en el superior. Hubo incluso que habilitar una nueva puerta – “De los Carros” – para poder transportarlas una a una, arrastradas por bueyes. El diseño octogonal de su capilla resulta también revolucionario para la época renacentista en que fue proyectado. Incluso, se pensaba instalar un techo abovedado que finalmente no se llevó a término.

Hoy en día, el Palacio de Carlos V es sede del Museo de Bellas Artes de Granada y, desde 1.994, también del Museo de la Alhambra. Más valor, si cabe, para un escenario asombroso en su totalidad.

Palacio de Carlos V. Arquitectura

El palacio es cuadrado, con una fachada principal de 63 metros de ancho por 17 metros de alto. Destaca su patio circular en el centro, único en su estilo y la obra más destacada del renacimiento en España. Sólo están decoradas las fachadas sur y oeste en su totalidad. La norte y este sólo en parte, debido a que el edificio esta unido al Alcázar de la Alhambra.
La planta del palacio la conforma un cuadrado de 63 metros de lado con un patio circular inscrito en su interior.

El patio circular también muestra dos pisos, el inferior esta presidido por una columnata dórica de piedra pudinga y el inferior por una columnata jónica más ligera.
Luego de la Conquista de América, el Emperador Carlos V trasladó su corte a las casas reales de la Alhambra, para pasar en ellas el verano de 1526. Nació entonces en el Emperador el deseo de hacer de Granada uno de sus puntos de residencia, por lo que proyectó construir un nuevo palacio, con mayores comodidades y más espacio que el árabe, pero conectado a éste para seguir disfrutándolo, continuando con ello la labor comenzada por sus abuelos -los Reyes Católicos-, y con el deseo de convertir este palacio en el gran centro áulico del Imperio. Así se llevó a efecto una de las mejores obras renacentistas que se hallan fuera de Italia y el primer gran palacio real de los monarcas españoles.

Fue Don Luis Hurtado de Mendoza, quien buscó los medios económicos para sufragar el proyecto: los impuestos que debían pagar los moriscos a cambio de conservar algunas de sus costumbres. Posteriormente hubieron de buscarse otros recursos procedentes del Alcázar de Sevilla y los azúcares granadinos. Se encargó la obra en el año 1527 al arquitecto y pintor toledano Pedro Machuca, artista que se había formado en Italia con Miguel Ángel, suponiendo para él su principal obra. Tras su muerte, el 4 de junio de 1550, se encomendó ésta a numerosos arquitectos, algunos tan importantes como Juan de Orea, que desempeñaba la obra de la Catedral de Granada, o Juan de Minjares, aparejador de los palacios de Aranjuez y El Escorial.

Palacio de Carlos V. Caraterísticas

El edificio del Palacio de Carlos V es de cantería, cuadrado y mide 63 m. de longitud y 17,40 de altura en las fachadas principales, quedando inscrito en el interior su patio circular, lo que determina una planta extraña y de difícil aprovechamiento, sin precedentes construidos. Está unido al Alcázar árabe, por lo que sólo están decoradas las fachadas sur y occidental, parte de la del norte y sólo una mitad de la otra. El edificio consta de dos cuerpos: el inferior de orden toscano, de obra almohadillada, con sillares picados y muy salientes pilastras en las que se insertan grandes anillones de bronce para atar los caballos. En los espacios intermedios de las pilastras se abren ventanas rectangulares y sobre ellas, otras circulares (acristaladas recientemente) entendiéndose a lo largo de este cuerpo un amplio poyo que forma el zócalo del palacio.
Análoga disposición de huecos y pilastras ofrece el cuerpo segundo, aunque está mucho más ornamentado y, en él, bajo las ventanas circulares, se abren balcones con adornados dinteles. Las pilastras son de orden jónico, apoyando un entablamento corintio.


La parte central de las dos fachadas principales las ocupan magníficas portadas de mármol de Sierra Elvira, que son de lo más bello del Renacimiento español. La del mediodía (mirando a la Torre de la Justicia) tiene el cuerpo inferior jónico; los pedestales que se prolongan a los lados para sostener dos leones tendidos tienen en sus netos bajo-relieves con trofeos guerreros, romanos, árabes, turcos y cristianos; la puerta tiene una cornisa y frontón con un relieve de la Abundancia en su tímpano y, sobre él, figuras aladas de la Fama y la Victoria ofreciendo coronas al vencedor y acompañadas de geniecillos. El segundo cuerpo de esta portada es corintio, y sus dobles columnas se apoyan en pedestales con relieves que forman una balconada.
La portada del lado occidental, que se considera la principal entrada del Palacio, es de orden dórico, con cuatro grupos de columnas dobles estriadas, cuyas basas y capiteles están preciosamente adornados. Entre las columnas se abren tres puertas: la central, de gran tamaño, sirve de apoyo a la estatua de una mujer que sostiene una granada simbólica en una de sus manos y extiende la otra en ademán de señalar, como haciendo al Emperador la ofrenda del palacio. Las otras dos puertas son más pequeñas y están adornadas con grupos de frutas en ménsulas y con medallas en sus tímpanos. Sobre estas portadas aparecen medallones enmarcados en piedra serpentina.
En cuanto a la fachada oriental (mirando a Santa María de la Alhambra), ocupa su centro una puerta en cuyo dintel aparece grabada la inscripción «Imp. Caes. Karolo V». Otra puerta similar se encuentra en la fachada norte, dando frente a la entrada actual del Alcázar árabe y por ella tienen acceso las dependencias subterráneas de éste.ç
El patio, en alto, es por su grandeza y suntuosidad, una de las más bellas creaciones del Renacimiento. Su amplio círculo, de 30 m. de diámetro, ocupa el centro de la construcción y le rodea un ancho pórtico con 32 columnas dóricas. Las columnas, de piedra pudinga del Turro (Loja) corresponden a otras tantas pilastras que decoran el muro del claustro, entre las que se abren arcos, hornacinas y puertas para comunicar con las diversas dependencias del edificio. Igual disposición ofrece la parte alta, que tiene columnas jónicas apoyando un entablamento de piedra de Elvira que forma un anillo de sorprendente ejecución.

Dejá un comentario