Duecento

Duecento, es la voz italiana con que se designa en historia del arte, el período histórico correspondiente al siglo XIII. Este período consagró a la vez el triunfo del bizantinismo y la aparición de los primeros fermentos de oposición del naturalismo prerrenacentista. En pintura, el arte bizantino que reinaba en Venecia tuvo bajo su influencia a Roma (pinturas de la Catedral de de Agnani) y a Toscana (mosaico de la fachada de San Miniato, Florencia). No obstante, tres temas originales se desarrollaron en la iconografía (ya que no en el estilo) de la región de Pisa y de Lucca: la Maestà (la Virgen en majestad) la cruz pintada y el palliotto (frente de altar).

La Maestà o Virgen en Majestad. Simone Martini (1315)
Crucifijo realizado por Giunta Pisano, procedente del convento de San Benedicto de Pisa. Museo Nac de San Mateo.

En arquitectura, el estilo gótico chocó con la fuerte tradición románica, dando origen a veces a obras de compromiso (Basílica de San Francisco, Asís, 1228-1235). Pero en la Catedral de Florencia (comenzada en 1296) aparecieron las primicias de una estética nueva: distribución equilibrada del espacio interior y sobriedad en la decoración.
El Duecento  fue también la época de los castillos austeros (Castel del Monte, Apulia, 1240-1246) de los primeros palacios públicos y de las ricas mansiones urbanas.
Gracias a los Pisano, la escultura fue el género más avanzado. En la obra de Nicolo, y a través de un naturalismo idealizado que señalaba nuevas preocupaciones, habría quedado superada ya la influencia gótica. Arnolfo di Cambio y sobre todo, Giovanni Pisano hijo de Nicolo, fueron aún más lejos: Giovanni, maestro de la escultura del Duecento (púlpito de la Catedral de Pisa) presagia directamente a Giotto tanto por el sentido de la perspectiva como por la situación de las figuras en el espacio.

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