La perspectiva es una ilusión visual que percibimos que nos ayuda a definir la profundidad de los objetos que miramos. La perspectiva tiene dos elementos muy importantes: la línea del horizonte y el punto de fuga. Cuando vemos el mar y por encima se encuentra el cielo, si miramos hacia adelante, la línea del horizonte es la línea donde se unen el cielo del mar. Es una línea completamente recta y horizontal.
El punto de fuga es donde confluyen las rectas paralelas a una cierta dirección en el espacio, pero que no son paralelas al plano de la proyección. Un ejemplo de punto de fuga sería la visión que tenemos desde la ventana del vagón de un tren, mirando hacia donde se dirige el tren, al infinito. El punto de fuja en dibujo da la sensación de profundidad y mantiene la perspectiva que tendría el observador situado en ese punto.
Si un volumen con forma de rectángulo, se dibuja debajo de la línea de horizonte (que es a donde llegan nuestra mirada) podremos ver su parte superior, y dos de sus caras.
Los objetos se ven de acuerdo a donde estén ubicados en relación a la línea de horizonte y sus líneas rectas convergen hacia el punto de fuga.
Cuando nos paramos a ver una calle, las líneas que vienen hacia nosotros son lineas fugadas. Las líneas que van perpendiculares a esas que vienen a nosotros deben coincidir hacia el punto de fuga.