Se considera artes mayores a la pintura, escultura y a la arquitectura por ser las artes que más han tenido que ver en momentos clave de la historia de la humanidad.
En la historia del arte, gracias a la pintura que conocemos desde decenas de miles de años, muchísimo antes de las invención de la fotografía, podemos conocer cómo era el estilo de vida, vestimenta, etc. de la gente del siglo XII al siglo XIX, podemos conocer los retratos y caras de numerosas personas importantes de la historia como reyes, príncipes, condes, generales, papas y obispos que de otra forma no conoceríamos.
Gracias a la escultura podemos conocer las expresiones artísticas de la Antigua Grecia, y cómo eran las facciones, las caras de los grandes filósofos (Platón, Aristóteles o Sócrates) y cómo concebía el cuerpo humano en la Antigua Grecia y Roma también. Gracias a la escultura sabemos cómo eran los dioses de las culturas precolombinas que tallaban en piedra o modelaban en arcilla las figuras humanas de sus dioses. Gracias a la escultura podemos tener hoy los frisos egipcios que se han podido descifrar y sabemos sus pensamientos sobre los dioses, el más allá y su estilo de vida.
Los antiguos romanos construían grandes monumentos como columnas y arcos de triunfo para conmemorar una batalla, o se construían grandes fortalezas en la Edad Media para defender una ciudad o pequeña aldea de los ataques externos.
Gracias a la arquitectura gozamos de edificaciones artísticas que aún dejan boquiabiertos a quienes las miran, desde Basílicas bizantinas del siglo I de nuestra Era, a las cúpulas encebolladas rusas o las cúpulas de casi imposible instalación de la Catedral de Florencia o de la Basílica de San Pedro en Roma. No sólo era la visión artística la que se ponía en juego con estas obras de artes mayores, sino rigurosos conocimientos de matemáticas, geometría, cálculos de proporciones y perspectivas. Incluso de astronomía, ya que las pirámides de Egipto apuntan a la constelación de Orión y a la de la Osa Mayor y menor, no sólo los vértices sino los pasajes internos. Esta magia, esta capacidad de construir para lo divino es lo que hace que llamemos a la arquitectura, un arte mayor.