La relación entre la arquitectura y escultura data de los comienzos de las construcciones humanas. Los primeros artesanos fueron los primeros arquitectos y escultores de la historia. Las habilidades lograban que estas personas pudiesen diseñar, construir e incluso realizar esculturas.
La tendencias y los estilos que comenzaban a imponerse en un arte a menudo eran tomados por el otro arte; por ejemplo el barroco no sólo se consolidó en arquitectura sino también en pintura y escultura.
Durante siglos hasta el renacimiento italiano, cuando empezaron a reconocerse a los grandes arquitectos por los obispados y los regentes, los “artesanos” hacían de todo.
La arquitectura y escultura tienen materiales que utilizan en común. Por ejemplo los materiales más utilizados en escultura son: mármol, bronce (es el metal más utilizado en escultura) madera, marfil y la arcilla. Son prácticamente los mismos materiales que se utilizan en arquitectura, a excepción del acero y el concreto, aunque algunas esculturas del arte contemporáneo utilizan también esos últimos materiales.
Existe también la escultura arquitectónica cuyos edificios emplazan esculturas en su mayoría como homenaje como ocurre con las estatuas de los reyes visigodos que están en la entrada del Palacio Real de Madrid o bien como elemento ornamental, que completan el diseño arquitectónico.
Breve recorrido histórico de la escultura en la arquitectura
En su libro “Las Claves de la Arquitectura. Cómo identificarla”, Antonia M. Perelló expone en relación a la unión de la escultura y arquitectura.
Gran parte de la escultura ha permanecido ligada a la arquitectura durante largos períodos históricos, especialmente hasta el Renacimiento, en el que podemos decir que se independiza. A lo largo de la Historia del Arte, vemos cómo relieves y esculturas se acoplan a las formas arquitectónicas, sustituyéndolas, adoptando incluso, en ocasiones sus funciones.
Éste es el caso de las cariátides o estatuas femeninas portantes que suplantan a las columnas en el Templo Erecteión de la acrópolis ateniense. En la Edad Media, en los templos románicos y góticos, los relieves y las esculturas decoran la arquitectura y llegan a someterse totalmente a ella, hasta el punto de ajustarse perfectamente al marco o a la forma en la que deben situarse, sea un capitel, una columna o las jambas de un portal. Las figuras adoptan las posturas que mejor se acomodan al marco que las ha de “contener”. La escultura, arte que comparte su característica “espacial” con la arquitectura, se independiza de ésta cuando consigue dominar el espacio, creando un cuerpo tridimensional, al tiempo que lo ocupa y lo desplaza. Una peculiar relación se establece con la arquitectura en el caso de las esculturas alojadas en hornacinas. Las hornacinas son excavaciones en forma de nicho practicadas en los muros que proporcionan un espacio para la escultura.
Última edición: 11/04/2020
muy bien me gusto